Informe la Toma de Granada no es una fiesta - ¿Qué ocurrió tras el paso de Granada a manos de los “reyes católicos”? (Nación Andaluza)

La invasión del Reino de Granada por parte de los reyes llamados católicos constituyó un auténtico genocidio que, además, no se perpetró contra los “moros”, sino contra l@s granadin@s, malagueñ@s, almerienses, bastetan@s... Tras unos primeros años de calma, la persecución hacia la población andalusí se hizo patente. La Inquisición se había instalado en Castilla ya en 1478. Hizo entrada oficial en Granada en 1526 y su primera ubicación fue en unas humildes casas, que en el siglo XVIII estaban en ruinas, frente al Convento de Santa Cruz de los Dominicos, trasladándose al poco tiempo hasta la Parroquia de Santiago, en cuyo templo pasaron a estar expuestos los sambenitos y residir el Tribunal.

Con este hecho, Granada y toda Andalucía sufrieron una recomposición de su estructura social que vino acompañada de una política de “tierra quemada” de la nobleza conquistadora ante las recurrentes revueltas de la población andalusí. Esa política supuso un considerable perjuicio económico, además de conllevar una degradación ambiental significativa. Las tierras próximas a las ciudades sitiadas por los ejércitos castellanos eran rastrilladas y saqueadas con el fin de hacer pasar hambre a la resistencia morisca y provocar así su rendición.

Tradicionalmente, se ha querido ver en estos alzamientos andaluces del siglo XV y XVI razones estrictamente religiosas. Pero si, por ejemplo, analizamos la rebelión de La Alpujarra de 1568, vemos que la religión es sólo una excusa de la historiografía oficial. Las rebeliones andaluzas estuvieron motivadas, además de por las religiosas, por múltiples razones económicas que delatan el carácter extractivo y colonial con el que Castilla sometía a las clases populares andaluzas: la política impositiva de la corona castellana, que gravaba la seda granadina por encima de la murciana, hundiendo a los artesanos alpujarreños; el impuesto de “la farda”, pagado exclusivamente por los moriscos en su integridad; la petición de títulos de propiedad de los funcionarios de Castilla al campesinado andaluz bajo sanción económica o expropiación de las propiedades... Todo ello configuró una situación de explotación de las clases populares (pequeños propietarios y jornaleros, en su mayoría) insoportable. Estas ya observaron entonces que el regreso a la independencia política era la única forma de liberarse del yugo de la monarquía castellana. Es por ello que coronarán en las afueras de Cádiar a Aben Humeya como rey de Andalucía.

Las cifras varían según las distintas fuentes, pero tras los últimos decretos de expulsión de la población morisca en 1609 se calcula que entre 100 000 y 300 000 de ellos cruzarían de forma definitiva el Mediterráneo para instalarse en el norte de África, viviendo de forma separada a las poblaciones nativas y practicando durante largo tiempo la endogamia entre l@s andalusíes.

(Nación Andaluza)

No hay comentarios :

Publicar un comentario